QUE HIPOCRESÍA, MORIR DE SED TENIENDO TANTA AGUA

 

                Uno mira las cifras y son impresionantes: Según los expertos en Argentina existen doce millones de personas que viven en condiciones habitacionales precarias o desesperantes y eso es solo una estimación conservadora, o sea que en términos de familia tipo se necesitan en forma urgente unos tres millones de viviendas para resolver las situaciones más desesperantes.

QUE HIPOCRESÍA, MORIR DE SED TENIENDO TANTA AGUA

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Mientras tanto, el Estado, y hablamos de un problema de larga data, sigue siendo el gran ausente dado que no tiene planes serios para resolver el problema, salvo los típicos, insuficientes, pero muy publicitados planes que oportunamente anuncian los gobiernos para obtener réditos electorales.    Paralelamente a esto las políticas públicas que se están impulsando en la actualidad apuntan a privatizar el tema con lo cual éste se agravaría porque el interés privado, como todos sabemos se enfoca en la obtención de ganancias y no en la resolución de los problemas reales de la gente.

De hecho ya hubo un amague en este sentido cuando se habló hace poco tiempo de importar de China algo así como cien mil casas prefabricadas, lo que más que un disparate es una idea casi criminal dado que sería contraer un endeudamiento fenomenal en moneda extranjera con un proveedor que no aceptaría un default ni nada parecido a la hora de pagar esa deuda inútil, dado que para resolver el problema tenemos todos los elementos al alcance de la mano.      El único que haría negocio con este desatino sería el importador de esas casas que seguramente las compraría a un precio mucho menor que el que pagaríamos los argentinos por ellas.

Pero el tema cobra dramatismo porque en lugar de enfocarnos en resolverlo lo banalizamos para bastardearlo políticamente cuando tenemos la solución pero no nos interesamos en alcanzarla.     Una solución que no necesita financiamiento internacional y que como si fuera poco contribuiría significativamente a la creación de cientos de miles de empleos genuinos que tanto necesita nuestra sociedad.

Y estamos hablando de casas de madera de buena calidad construidas con los recursos locales sin necesidad de elementos importados de ningún tipo.

Tenemos la tecnología que ha sido desarrollada en forma excelente por los expertos de INTA Concordia, tenemos los recursos: solo pensar que Corrientes produce anualmente doce millones de metros cúbicos de rollizos y solo aprovecha cuatro, con ese solo volumen, hoy sin destino,  se podrían resolver soluciones habitacionales para cientos de miles de personas por año hasta liquidar el problema.

El caso de esta provincia es más emblemático aún porque en ella el déficit habitacional es mucho mayor que en el resto del país y la falta de fuentes de trabajo genuino también.  O sea, pasando en limpio, tienen la necesidad de viviendas, tienen la necesidad de crear trabajo y por último no saben qué destino darle a la producción de rollizos de madera con lo que podrían resolver los tres problemas.

Realmente impresiona la absoluta falta de capacidad de gestión de los responsables políticos del tema que solo se preocupan en encarar uno de ellos y darle peor solución posible que es la de enviar rollizos sin elaborar a las pasteras que están destruyendo el Río Uruguay.   Pasteras que están operando masivamente sobre nuestra clase política provincial para derogar la Ley de la Madera y entonces venir a apropiarse de la franja arenosa de dicho río para poner en función de esos proyectos nefastos.

Por eso entonces nos permitimos pedir prestada la frase de aquella canción conque los Pasteles Verdes hacían bailar apretaditos a la generación que hoy peina canas, que hipocresía, morir de sed teniendo tanta agua.

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