UNA DÉCADA SIN LA RESOLUCIÓN 125

Se cumplen en estos días diez años del conflicto desatado por la resistencia a la resolución 125/2008, creada por el entonces Ministro de Economía Martín Lousteau, organizada por un lobby empresario conformado por la Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas, CONINAGRO y la Federación Agraria Argentina, quienes genéricamente se autodenominaban El Campo.

UNA DÉCADA SIN LA RESOLUCIÓN 125

 

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En la Argentina cuando nos referimos a El Campo solemos estar hablando de la producción primaria surgida de la fertilidad de los suelos de nuestra pampa Húmeda, cuyos límites se han extendido a áreas de productividad marginal muy baja por efectos de la intrusión en el negocio agropecuario de capitales financieros golondrinas conocidos localmente como pool de siembra, que están solo interesados en tomar renta rápida sin tener en cuenta el agotamiento de la fertilidad y la desertificación de suelos frágiles.

La iconografía instalada en el subconsciente de muchos descendientes de inmigrantes europeos que vinieron hace aproximadamente un siglo a cultivar la tierra instalaba la figura de El Campo en un escenario de labriegos rústicos con sus manos callosas hundidas en el barro sembrando y cosechando heroicamente los alimentos que luego pondríamos sobre nuestras mesas, pero nada más alejado de la realidad actual que esa fantasía que sin embargo es fogoneada por sectores de interés que nada tienen que ver con nuestro pasado, nuestra historia y mucho menos con nuestros intereses futuros como país.  Hoy esa imagen solo es sostenida por los pequeños productores de las economías regionales que ahora están siendo diezmados por las políticas oficiales que han desarticulado las reparticiones oficiales que atendían su problemática.

De 600.000 establecimientos agropecuarios que se censaron en 1988, hoy quedan apenas poco más 200.000 dando cuenta de un fenómeno de concentración y enajenación de la riqueza al que no hemos puesto atención              De hecho los datos son abrumadores, en la Argentina 2018 según datos publicados ya existen decenas de millones de hectáreas en manos de extranjeros, cifra impactante si consideramos que el núcleo de nuestra Pampa Húmeda es de apenas 60 millones de hectáreas.

Si observamos veremos que la realidad hoy es la opuesta a lo que prometían los exegetas de El Campo porque no solo no inundaron la Pampa de inversiones y producción como prometían si se derogaba la 125 y las retenciones a las exportaciones de comodities agropecuarios sino por el contrario en el presente año no solo no estamos inundando los mercados internacionales con  nuestras exportaciones como prometían sino, a la inversa, estamos importando soja y carne porcina para suplantar lo que el sector no produce.

Y no solo esto, el modelo que han instalado las multinacionales químicas que han tomado el control de la producción agropecuaria y de las decisiones políticas para el sector han impuesto una forma productiva a la que se ha bautizado como Agricultura Industrial o Agricultura Tóxica que nos está envenenando y enfermando además de estar vaciando de fertilidad nuestras tierras fértiles.

Lo que finalmente nos ha ofrecido El Campo luego de una década de derogada la circular 125/2008 es falta de producción suficiente ni siquiera para nosotros los argentinos, alimentos contaminados con substancias tóxicas que provocan cáncer, enfermedades endócrinas, infertilidad humana, entre tantas otras maldiciones que vuelcan sobre nuestra población.

Además, concentración y enajenación de la propiedad rural en manos extranjeras y un futuro sin fertilidad que amenaza con incertidumbre y desasosiego a las generaciones que nos sucederán.

 

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