TERRITORIO URUGUAYO: NUEVO CAMPO EXPERIMENTAL DE BAYER/MONSANTO

A pesar que los ministerios de Salud y Medio Ambiente se opusieron el gobierno frenteamplista de Uruguay profundizó eL modelo de agricultura industrial, impuesto por las multinacionales químicas lideradas por BAYER/MONSANTO en el país.

Al igual que en Argentina, las nuevas variedades autorizadas ya no solo serán destinadas a usos comercial sino que podrán ser utilizadas con fines experimentales en campos uruguayos.

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FUENTE: ladiaria.com.uy

Gobierno aprobó la liberación comercial de cuatro nuevos eventos transgénicos de maíz y soja con el voto en contra de los ministerios de Salud y Ambiente

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20 • dic. • 2017 | Escribe: Amanda Muñoz en Nacional

El Gabinete Nacional de Bioseguridad (GNB) aprobó el viernes las solicitudes para usar ocho eventos transgénicos; la noticia se conoció públicamente ayer, por una nota publicada por Montevideo Portal. Se trata, en realidad, de 14 solicitudes que el gabinete tenía pendientes: algunas para uso comercial, otras para ensayo a campo, para ensayo del Instituto Nacional de Semillas (Inase), o de laboratorio.

En diálogo con la diaria, el subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP, secretaría que preside el GNB) catalogó de muy importante la aprobación: “Veníamos con cierto atraso y hoy quedamos al día con las solicitudes que teníamos en la cartera”, saludó, subrayando que algunas habían sido presentadas en 2010. “Es importante respetar el marco regulatorio”, resaltó.

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Entre esas ocho variedades hay una de papa transgénica, que está siendo estudiada por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria. Los más polémicos son los cuatro eventos que se liberaron para uso comercial, que contaron con el voto en contra de los ministerios de Salud Pública (MSP) y de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA); sí contaron con el aval de los ministerios de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Industria, Energía y Minería, Economía y Finanzas, y Relaciones Exteriores.

Uno de ellos es el maíz MON89034X- MON88017, de la empresa Monsanto, cuya liberación a nivel comercial había sido solicitada en 2010; apila dos eventos mediante los cuales la planta tiene resistencia a insectos lepidópteros (la Diabrotica speciosa, llamada comúnmente “vaquita de San Antonio”) y tolerancia al glifosato. La otra variedad de maíz es la llamada TC1507XMON810XNK603, solicitada en 2014, resistente a lepidópteros y a dos herbicidas (glifosato y glufosinato). Las variedades de soja son DAS44406- 6, de Dow AgroSciences, cuya liberación comercial había sido solicitada en 2012 y que tiene tolerancia a tres herbicidas: glifosato, glufosinato y 2,4D. El evento de soja MON89788XMON87708, de Monsanto, solicitado para liberar comercialmente en 2013, tiene tolerancia a dos herbicidas: glifosato y dicamba.

Alejandro Nario, responsable de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama, MVOTMA), explicó a la diaria que la aprobación de eventos para investigación no provoca mayores problemas, porque su uso está limitado (se permite sólo en chacras de experimentación), pero dijo que otra cosa ocurre con los que se liberan comercialmente y pueden plantarse en todo el país.

Comentó que era necesario estudiar las condiciones de coexistencia de estos nuevos eventos de maíz con el maíz criollo, por el gran riesgo de cruzamiento, que ya ocurre y que provoca la pérdida de semillas de variedades nativas y criollas.

Reprobó, además, que las variedades sean resistentes a Diabrotica speciosa, porque se trata de una especie que no es plaga en Uruguay. “No nos parecía bien asumir el riesgo por algo que no es plaga”, comentó. En cuanto a los eventos de soja, lo que más preocupa a la Dinama es la dispersión masiva de dicamba y 2,4D, que se suma a la amplia dispersión que ya tiene el glifosato. “La ministra [Eneida de León] planteó que no estamos en contra de los transgénicos, pero nos parece que tenemos una responsabilidad ambiental; antes de estudiar no se puede hacer ese tipo de liberación.

Pero se votó, y tanto Salud como Ambiente quedaron en minoría”, lamentó. “Nos parece que no hay suficiente estudio, en esas condiciones no estamos para aprobar eso”, afirmó, y dijo que “no hay un monitoreo posterior” y tampoco una solución duradera, puesto que las malezas que hoy son resistentes al glifosato luego generarán resistencia contra el dicamba y el 2,4D. La evaluación que hace el GNB no toma en cuenta el paquete tecnológico asociado, y con eso discrepan el MSP, el MVOTMA, y organizaciones ambientales.

El MGAP no lo ve así. “Las recomendaciones de la CGR [Comisión para la Gestión del Riesgo] es que no se podía evaluar aspectos perjudiciales sobre el ambiente ni sobre la salud humana y animal, y tampoco sobre los aspectos de negocio”, aseguró el subsecretario Enzo Benech. En cuanto a la evaluación de la dispersión de plaguicidas, explicó que “eso no se evalúa, no es parte del Decreto 353”, que regula la aprobación de vegetales transgénicos.

Subrayó que los plaguicidas “son una responsabilidad de nuestro MGAP, a través de Dirección General de Servicios Agrícolas; es ahí donde se registra y se indican las formas de uso de los agroquímicos, no es en este gabinete donde se evalúa. […]el marco legal que tenemos no nos habilita a eso”. En cuanto al riesgo de perder variedades de maíz criollo, Benech reconoció que el cruzamiento de variedades es un problema y que “hay que regular eso de alguna forma”.

Para eso, los productores de maíces criollos tienen que registrar en el Inase las variedades que quieren proteger. En cuanto a la Diabrotica, reconoció que no es plaga en Uruguay y que no hay datos sobre si provoca, o no, un daño económico.

Desde el punto de vista sanitario, las principales objeciones contra los eventos de maíz tienen que ver con el aumento de la exposición a proteínas Cry del biopesticida (detectado ya en sangre de mujeres embarazadas y sus fetos), el aumento de reacciones inmunoalergénicas y la falta de información de lo que ocurre al apilar tres eventos transgénicos, como ocurre con el TC1507XMON810XNK603. Benech refutó las objeciones, diciendo que él suspendió por un año el tratamiento de uno de esos eventos luego de que el MSP dijera que era “potencialmente alergénico”, pero lo avaló al cabo de un año “cuando el MSP volvió a presentar la misma información”.

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