QUE NADIE ESPERE QUE VAYA A DECIR QUE SON UNOS HIJOS DE PUTA

Mis compañeros de fundación, me dieron permiso para publicar estas líneas sin consensuarlas con ellos previamente porque saben que el tema de la Ley de la Madera y su derogación me pega muy duramente. 

 

QUE NADIE ESPERE QUE VAYA A DECIR QUE SON UNOS HIJOS DE PUTA: NO LO VOY A DECIR.

 

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En los momentos de incertidumbre, en las encrucijadas que nos desbordan, cuando literalmente la realidad nos pega, cada uno reacciona como puede.    Por mi parte acudo a buscar explicaciones en los que pensaron antes y mejor frente a situaciones similares, porque la naturaleza humana no cambia.

Un amigo anarquista me decía que el que explicaba bien la conducta de la dirigencia política actual era Nietzsche, el filósofo alemán del siglo XIX.         Según decía éste, originariamente los grupos humanos eran conducidos por los más fuertes y valientes; en definitiva los mejores, pero luego fueron siendo reemplazados por los astutos, los inescrupulosos, los que desarrollaban la habilidad de engañar al resto para conseguir adhesiones para llegar al poder, ergo: en democracia, los votos.

No es necesario abundar en ejemplos, desde aquel que se ufanaba con cinismo que ‘si les hubiera dicho lo que iba a hacer no me hubieran votado’, en la década del 90 del siglo pasado, hasta nuestros actuales legisladores, que cotidianamente nos demuestran que son ignorantes de solemnidad en primer lugar y en segundo lugar que carecen del más mínimo atisbo de decencia y dignidad. ¿Cómo podemos explicar sino que se aseguran para ellos jubilaciones lujuriosas y simultáneamente se las bajen a millones de personas que cobran ingresos miserables?

Es evidente que quienes participamos en organizaciones ambientales como nuestra FUNDAVIDA, estamos acostumbrados a pelear por causas perdidas, de hecho todos los días el mundo es un poco peor que el anterior, pero hay hitos que nos impactan directo en el plexo, a pesar de lo cual, sacudimos las plumas y nos preparamos para nuevas batallas.

Anoche, 13 de diciembre los diputados entrerrianos derogaron la Ley de la Madera, norma legal conseguida por las luchas de un pueblo que no se quiere resignar a tener el destino de ser la cloaca de los países del primer mundo (o llámenlos como quieran).

Metieron el tratamiento de arrebato, porque es fin de año y piensan que la gente está distraída y ellos pueden cometer sus felonías impunemente.

Lo mismo hicieron con la ley de Arroz del Delta Entrerriano SA, hace algunos años, aunque esa ley la tuvieron que derogar en seguida porque era un robo a gran escala urdido por una pequeña pandilla de delincuentes que en ese momento manejaba la cosa pública, que con ese proyecto ‘se fueron de mambo’ como dicen los chicos.

La verdad que decir que son unos Hijos de Puta es salirse de algunos códigos de conducta de nuestra clase media (clase mierda como decía mi tío Paco), así que no lo voy a decir, ni tampoco voy a decir otras variantes que se me ocurren, como por ejemplo que son unos Hijos de Remil Putas, así que abro a lo que nuestros lectores me sugieran de qué manera llamar a los legisladores entrerrianos por lo que nos están haciendo. Pero la verdad es que:

-Ninguno de los que votaron la derogación conocen del tema ni lo que se perderá por lo que hicieron.

-Porque hablan de que la reemplazarán por un Plan Forestal que no existe en ningún lado, solo es un burdo pretexto para intentar engañarnos.

-Porque lo hicieron entre gallos y medias noches, a fin de año, porque piensan que la gente está distraída.

-Porque les ‘dieron permiso’ para votarla en contra a los legisladores de Gualeguaychú porque saben que la gente los repudiaría por lo que hicieron y tendrían miedo de volver a su pueblo.  En lo personal no les creo nada a los votos ‘no positivos’ de los legisladores locales, porque son los mismos diputados que les dieron el voto afirmativo a la ley de Arroz del Delta Entrerriano SA, aprobada en las mismas circunstancias de tiempo, ley que hubiera significado un desastre inconmensurable en la naturaleza provincial además de un robo a escala desconocida del patrimonio común.

Y no solo los legisladores, la derogación de la ley también fue apoyada por los sindicatos del sector, algo verdaderamente inexplicable, salvo para quienes conocemos los procederes habituales de la dirigencia gremial local, a pesar que una de las consecuencias de la derogación sea la perdida de fuentes de trabajo genuino.

Tampoco se escucharon voces de los industriales que verán desabastecidas de materia prima sus empresas, tal lo ocurrido en el clúster de aserraderos de Paysandú que tuvo que cerrar por desabastecimiento.

En fin las consecuencias de la derogación comenzarán a verse en los próximos meses.

Y nosotros, aunque nos muramos de ganas, no vamos a decir que son unos Hijos de Recontra mil Putas, que nadie lo espere, porque sería una grosería imperdonable, y nuestra condición de clase nos impide expresarnos en forma tan indecorosa.

Guillo

 

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