SON PARTE DEL PROBLEMA PERO NO SE DAN POR ENTERADOS

 

Un silencio de setenta años ha sido roto, desde que comenzó el modo de producir alimentos en base a venenos, y especialmente en los últimos veinte, cuando se profundizó dramáticamente el modelo, con el uso del cancerígeno glifosato. Un grupo de ingenieros agrónomos de la ciudad de Urdinarrain, en cuyos alrededores se arrojan más venenos que en ningún otro lugar del mundo han hablado finalmente.

SON PARTE DEL PROBLEMA PERO NO SE HAN ENTERADO

o_1502228561

El comunicado es definitivamente revelador, pero no por el texto literal sino por lo que dice entre líneas.

De entrada nomás ajustan su lenguaje a la normativa impuesta por las empresas que han prohibido el uso de la palabra agrotóxicos, ya no se puede más referenciarlos así a pesar de serlo, se los debe nombrar como agroquímicos, y si el auditorio lo tolera, con una palabra más exasperante aún: fitosanitarios.   Esto en sí mismo ya es una clara toma de posición, hablan como si no existiera otro modelo productivo, que el único posible es éste que se está llevando puesta nuestra salud y la de la naturaleza en general.

Hace años Ingenieros Agrónomos docentes de UNER, expresaron en la Facultad de Bromatología:…” en la provincia de Entre Ríos no existe ningún caso registrado en el sistema provincial de salud pública de intoxicación con agrotóxicos“.  Fabián Tomasi, quien hoy por hoy se ha convertido en un emblema nacional de la lucha contra estos venenos los escuchaba incrédulo desde el público.    Hoy la lista de víctimas es muchísimo mayor, aunque el sistema de salud pública de la provincia siga sin registrar los casos.

Anteriormente, en 2009, FUNDAVIDA repudió a la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario, aquí la noticia que lo motivó:… “La Facultad de Ciencias Agrarias de Zavalla, dependiente de la Universidad Nacional de Rosario recibió un fuerte apoyo económico de la firma Monsanto que instaló en la Argentina el modelo de siembra de soja transgénica. La ayuda se materializó en la donación de un laboratorio, más un equipamiento por unos 300 mil dólares. Liliana Ramírez, decana de Agrarias en ese entonces y Hugo Permingeat, secretario general de la facultad, explicaron el orgullo que sentían porque esa casa de estudios era el semillero de empleados de las empresas que nos envenenan.

Por estos días una condena ejemplar de la justicia comienza a poner las cosas en su lugar; entonces sí, finalmente aparecen los Ingenieros Agrónomos a hablar del tema, pero no desde la perspectiva de buscar alternativas a este modelo de agricultura industrial en base a agrotóxicos que nos está matando, lo que hacen es una defensa corporativa de ellos mismos y sus colegas transfiriéndonos a los profanos la responsabilidad que primordialmente les cabe.

Nada dicen del modo de producir alimentos del cual ellos son vectores imprescindibles, nada dicen de la responsabilidad que tienen en su difusión e instalación en nuestra Pampa Húmeda, nada dicen de los modos alternativos de producir alimentos sin envenenarnos.    Solo sugieren que ellos no tienen la culpa, que la tenemos nosotros, los ignorantes que no practicamos lo que llaman ‘buenas prácticas de uso’ de estos tóxicos.

Por eso les decimos: Sres. Ingenieros Agrónomos de Urdinarrain, de Entre Ríos y de la Argentina, ustedes son parte del problema, no de la solución, hagan un acto de contrición en serio, pónganse la camiseta de nuestro pueblo que está siendo envenenado con estos agrotóxicos y lideren el cambio de paradigma productivo que nos permita recuperar la senda de la alimentación saludable que nunca debimos haber perdido.

Producir alimentos sanos sin el uso de venenos no solo es posible sino que es más conveniente económicamente, porque los rindes no han aumentado con el modo industrial de producir alimentos y además, si se usan técnicas sustentables, se conserva la fertilidad y la sanidad de los suelos y los acuíferos.

 

Comentá desde Facebook

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *