La Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) tiene bajo análisis el Estudio de Impacto Ambiental presentado por la empresa finlandesa UPM para su segunda planta de celulosa, que se instalaría en Durazno. El gobierno autorizó, en abril, la Viabilidad Ambiental de Localización (VAL) de la pastera, y ahora resolverá si concede la Autorización Ambiental Previa (AAP).

La empresa presentó un documento denominado “Descripción del proyecto”, de 171 páginas, y dos tomos de evaluación ambiental que en conjunto suman 559 páginas, más sus respectivos anexos. En la introducción, se recuerda que la capacidad de producción de la planta de celulosa será de 2,1 millones de toneladas por año, con posibilidad de aumentar hasta 11%, y que la planta producirá 310 megavatios de energía. Se aclara que no se incluye dentro del informe el impacto de la vía férrea y las modificaciones de la terminal en el Puerto de Montevideo, que tendrán evaluaciones ambientales separadas.

En la descripción del proyecto se señala que la planta utilizará en promedio 23 metros cúbicos de agua por tonelada de producción, lo que implica que en un año utilizará 48,3 millones de metros cúbicos de agua. La empresa señala que en el anexo 4 del contrato firmado con el gobierno de Uruguay, este se comprometió a “conceder u obtener la concesión de derechos de uso del agua para los procesos industriales asociados a la planta”, así como a hacer “que se establezca un caudal mínimo en el río Negro aguas abajo de la Represa Gabriel Terra (Rincón del Bonete)”.

En materia de transporte, UPM recuerda que el gobierno uruguayo se comprometió, en el mismo anexo, a “garantizar un nivel de servicio de una serie de corredores de rutas y caminos para permitir la circulación con tritrenes y semirremolques de 48 toneladas”.

La empresa prevé que la planta tendrá un consumo de madera de entre 3,3 y 3,7 metros cúbicos por tonelada de celulosa. Se abastecerá de plantaciones de eucaliptos a los departamentos de Tacuarembó, Rivera, Durazno, Cerro Largo y Florida, y, en menor medida, de plantaciones en Lavalleja y Treinta y Tres. Actualmente, hay un área forestada disponible de entre 180.000 y 220.000 hectáreas para abastecer a la planta; UPM estima que esta área deberá incrementarse entre 60.000 y 90.000 hectáreas para lograr abastecer de forma sostenible a la pastera. Este incremento significaría un aumento del área forestada del país de entre 6% y 9%.

El abastecimiento de la pastera implicará una circulación de entre 600 y 650 camiones por día. Los tramos más afectados serán la Ruta 5 desde la Ruta 43 a la planta, desde Carlos Reyles a la planta, y desde Durazno a Carlos Reyles. También se verán afectados tramos de la Ruta 14 y de la Ruta 43. Asimismo, circularán desde Fray Bentos hacia la planta dos camiones por día cargados de peróxido de hidrógeno y tres camiones cargados de clorato de sodio, y desde Montevideo a la planta, cuatro camiones cargados de piedra caliza y dos cargados de hidróxido de calcio.

En cuanto al tratamiento de efluentes, se descargarán 106.500 metros cúbicos por día de efluentes tratados y, según sostiene la empresa, no se superarán las concentraciones máximas permitidas por la normativa uruguaya (ver tabla).

Impactos ambientales previstos

UPM destaca en su informe que la planta utilizará “las mejores técnicas disponibles” según los parámetros de la Unión Europea, y que cumplirá con estos tanto en términos de procedimientos como de nivel de emisiones. De todos modos, realiza una valoración de los impactos ambientales de la pastera en distintas dimensiones, clasificando estos en “significancia baja”, “significancia media” y “significancia alta”.

Entre los impactos con “significancia baja” ubica, por ejemplo, la afectación de los usos del embalse Baygorria, el “agotamiento de recursos naturales no renovables”, el incremento del tránsito local, el incremento de la presión sobre los acuíferos y el deterioro de ecosistemas naturales.

Entre los impactos con “significancia media”, se menciona el incremento del área destinada a plantaciones, la “disminución de la disponibilidad del recurso hídrico”, “molestias en áreas turísticas y recreativas por olores”, las “molestias por ruido a localidades cercanas” y el deterioro de la infraestructura vial.

Finalmente, los impactos de “significancia alta” mencionados por UPM son, entre otros, la afectación a la producción de energía hidráulica, afectación a los niveles de calidad del aire, afectación a la salud de la población de localidades cercanas a la planta por emisiones al aire, la contaminación eutrófica en el embalse Baygorria, el aumento de riesgo de floraciones algales, la afectación a la salud por la presencia de cianotoxinas y la afectación al tránsito.

Para los puntos mencionados como de “significancia media” y “significancia alta”, UPM plantea una serie de medidas para paliar los potenciales efectos adversos de la instalación de la pastera, o presenta estudios técnicos que muestran que el impacto ambiental no será tan significativo.

En cuanto al efecto de la pastera en la calidad del aire, el análisis técnico presentado concluye que es “admisible para el medio receptor”, o que la percepción de olores se localiza en los alrededores de la planta y no va más allá.

En materia de consumo de agua, el estudio realizado por la empresa Ecometrix e incorporado al documento concluye que el consumo de la planta no será “significativo para el cuerpo receptor”, que “la cantidad extraída de agua del recurso no estaría por sí misma generando ningún tipo de alteración en cuanto a niveles”, y que “la afectación a la producción de energía eléctrica sería insignificante”.

En cambio, los impactos sobre la calidad del agua que podría generar la planta son “los más significativos de todos los identificados”, admite el informe. “Esto no implica que el impacto no sea admisible, sino que se trata del que presenta mayor relevancia para su estudio y evaluación”, añade. Entre otras medidas de mitigación en este caso, UPM menciona el establecimiento de un límite más estricto para el fósforo total en la descarga de efluentes respecto a lo establecido en la normativa, y el apoyo financiero de la empresa tanto a la investigación en el río Negro como a la adecuación de los sistemas de saneamiento de Paso de los Toros y Pueblo Centenario.

UPM también propone fijar un caudal mínimo aguas abajo de la represa de Rincón del Bonete que “contrarreste el efecto de la carga vertida por el efluente” de la pastera, e incluso sugiere al gobierno fijarlo en 65 metros cúbicos por segundo. “El caudal mínimo exigido implicará, por un lado, un aumento del caudal de dilución en el embalse, asegurando una dilución mínima de 50 veces, y, por el otro, reduce la lenticidad del embalse, con lo que se consigue menos situaciones favorables para las floraciones algales”, concluye el documento.