AMBIENTE Y DEMOCRACIA

.

AMBIENTE Y DEMOCRACIA


Los temas ligados al ambiente y la naturaleza se han instalado definitivamente en la conciencia social creando un vacío entre los reclamos de la ciudadanía y las acciones de la dirigencia política, que va detrás de estos, con una demora notable que amplifica los conflictos y posterga las soluciones.

 

Aunque lo que es verdaderamente preocupante es que cada día más se pone en evidencia que ambos protagonistas, dirigencia y ciudadanos, demasiadas veces transitan caminos diferentes e incluso antagónicos.

Hoy nos ocuparemos de dos situaciones que claramente ilustran esta afirmación.

En primer lugar el avance del proyecto de la represa hidroeléctrica Garabí-Panambí, que demandará una inversión de 5.600 millones de dólares, de acuerdo a lo anunciado por el subsecretario de Grandes Emprendimientos de Corrientes, Sergio Cangiani.

Hay que recordar que el presupuesto original de Yaciretá fue de 1.500 millones de dólares y el costo final se estima ronda los14.000 millones de la misma moneda.

Cangiani informó además que:…»ambas hidroeléctricas aportarán una potencia al sistema energético argentino de 1.152 mega Garabí y 1.050 mega Panambí unos 2.200 megas”.

De este modo el costo de cada mega producido en términos de las represas será de 2,5 millones de dólares.

Si comparamos el costo de un molino eólico que genera 1 mega y es de aproximadamente 1,3 millones de dólares, resulta francamente evidente que la desición de construir estas represas es marcadamente antieconómica, dado que generar una energía equivalente con la fuerza del viento cuesta la mitad, y esto sin considerar los fenomenales daños ambientales que ocasionan las represas de llanura.

Vale aquí recordar que estas represas exigirán la relocalización de unos 15.000 pobladores afectados, con el inestimable costo humano que esto significa y que no esta considerado en la cifra mencionada, además de los enormes costos que tendrá a largo plazo la presencia de este espejo de agua, tal ocurre en todos los casos donde se instalan.

La objeción de que los molinos pueden detenerse si no hay viento es rápidamente desestimada si consideramos que nuestro país tiene en la meseta patagónica un territorio donde los fuertes vientos son constantes, mientras que la disponibilidad de agua para estos proyectos hidroeléctricos es cada vez menor, prueba irrefutable de esto es el tiempo considerable en el que Salto Grande no puede generar a pleno por falta de agua.     Incluso hoy esa limitación es muy severa dado que de sus catorce turbinas solo esta funcionando una por esa razón.

El otro caso que tomaremos hoy (aunque existen muchos más, p.ej. el de la megaminería) es el frustrado por ahora, intento de otorgamiento a particulares de un millón doscientas mil hectáreas de tierras fiscales de nuestra provincia para su destrucción a través de la práctica de la agricultura industrial que está provocando desastres ambientales y gravísimas afectaciones humanas en todos los lugares donde es llevada a cabo.

En ambos proyectos la dirigencia se ha puesto en la vereda opuesta de los deseos de los ciudadanos, y las únicas razones que explican esta situación es el intento de apoderamiento y malversación de los recursos del Estado por parte de sectores interesados en apropiarse del patrimonio público.

En el caso de Garabí-Panambí, es clarísima esta intención tomando como antecedente lo ocurrido en Yaciretá, El Monumento a la Corrupción, como lo llamó un expresidente de nuestro país que no se caracterizó precisamente por ser muy prolijo en estos temas.

Esto es porque este tipo de inversiones son prácticamente incontrolables por el Estado dado que tienen un alto grado de imprevisibilidad, por su complejidad y modificaciones sobre la marcha que hacen que la mayor parte de la inversión se haga por el mecanismo de subcontratación directa y reconocimiento de fabulosas cifras en concepto de mayores costos.

De hecho la construcción ni siquiera ha comenzado pero si la corrupción: Daniel Orloff de la localidad de San Vicente –Mnes.- ha denunciado que los políticos que tendrán a su cargo la determinación de las indemnizaciones por las tierras a inundar están acaparando, a través de testaferros las mismas, para posteriormente auto asignarse cifras fabulosas por este concepto.

En estos dos últimos párrafos seguramente está la explicación de que la dirigencia política desoiga la voluntad soberana del pueblo y es que la corrupción institucional es la enfermedad que está carcomiendo los cimientos de la Democracia que es la forma de gobierno a la que todos elegimos, por ser, como decía Winston Churchill, …” la peor forma de gobierno, exceptuando todas las demás”.

Esto es porque esta forma de Democracia delegativa, que actualmente practicamos debe ser reemplazada por formas democráticas donde los ciudadanos tengan participación directa y activa, además del derecho a la revocatoria de los mandatos de los funcionarios corruptos y que no respetan la voluntad popular.


 

Comentá desde Facebook

un comentario

  1. Ruben Castillo

    Muy bueno

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *