un hombre ejemplar

ENRIQUE VIANA FERREIRA

Desplazaron de su cargo a un hombre ejemplar que custodiaba en soledad la dignidad de su país.

El Uruguay libertario, el del pueblo instruido con gran cultura política, el de una institucionalidad sólida como una roca, el de una justicia garante de la igualdad ante la ley, nunca fue más que una ilusión alimentada por las añoranzas de inmigrantes que cruzaron el charco para refugiarse aquí de persecuciones políticas o simplemente buscando mejor suerte en la vida.

Si nos tomásemos el trabajo de preguntar a las familias que viven en la ribera occidental del río confirmaríamos que prácticamente todas suman algún ancestro en la patria de Juan Antonio Lavalleja. Esta circunstancia, por aquello de que la nostalgia alimenta mitos y magnifica recuerdos, es la responsable de una visión fuertemente distorsionada que llegó a ser una ilusoria e idealizada convicción entre nuestros connacionales.

Ocurrido el nefasto golpe militar que conculco en 1973 las libertades ciudadanas de nuestros vecinos, la realidad comenzó a demostrarnos que ni tan demócratas, ni tan buenos, ni tan instruidos, ni tan progresistas, ni tan…, en fin, ni tan nada, en todo caso tan ó tan poco como nosotros aquí.

Historias similares, dramas similares, dirigencias similares, mitos similares, aunque muchos, por una cuestión de escala, se confundieran viendo diferencias donde no las había. Hasta un fatuo y soberbio ex presidente, Jorge L. Batlle, se permitió aseverar que…”todos los argentinos, del primero al último, son una manga de ladrones” ubicándose a sí mismo y a sus connacionales en un sitial inmerecido, montado en el mito de presuntas diferencias que la realidad primero y Eugenio Figueredo después se encargaron de desmentir, ni hablar de la culposa vocación de sus sistema financiero de encontrar su principal fuente de ingresos en ser un paraíso fiscal donde corruptos de otras latitudes siempre han encontrado un remanso de impunidad para ocultar sus dineros mal habidos.

Pero la realidad es una implacable desmitificadora y uno a uno los hipotéticos fueron cayendo., primero el del Uruguay Natural, eslogan fundado (ahora lo sabemos) no en una convicción de defensa de su naturaleza, sino en una incapacidad estructural para el desarrollo industrial, ese que siempre va asociado a agresiones ambientales. La llegada de BOTNIA (UPM) fue una renuncia tan evidente a los ideales sostenidos por aquella declamación que obligó al gobierno a tomar la decisión de abandonar aquello de “natural” en la propaganda turística.

Pero el golpe más crudo a la fantasía de portación de valores no poseídos acaba de ocurrir: el desplazamiento del Dr. Enrique Viana Ferreira, desnuda la realidad de una justicia miserable subordinada al poder político y sobre todo al poder de las multinacionales que están saqueando la economía.

Desde su primera gestión, Tabaré Vázquez se encargó de revelar su vocación de subordinación incondicional a los intereses de la dependencia y el saqueo cuando traicionando sus discursos de campaña, con los que había seducido al electorado prometiendo que no dejaría que…”los países del Norte rico trajeran sus industrias contaminantes a nuestra región” dio forma definitiva al desembarco de los intereses neocoloniales representados por las industrias celulósicas nórdicas en enclaves extraterritoriales ubicados en Zona Francas otorgadas en su propio territorio.

Todos sus gestos políticos desde entonces fueron en esa línea, llegando incluso a patéticos exabruptos como fue su pedido de alianza militar a George Bush, para derrotar a nuestro país en un trasnochado conflicto bélico imaginado por su obsecuencia de lacayo del Imperio.

Viana sostuvo en soledad el legado de José Artigas, como Fiscal fue marcando con coraje republicano las defecciones y traiciones de una dirigencia claudicante que llegó al poder enancada en las luchas populares, para conceder a los usurpadores y poderosos los privilegios que ni la sangrienta dictadura militar les había podido otorgar.

La voz del Dr. Viana fue señalando con sus alegatos las actitudes mendicantes de una dirigencia política que había usurpado, para traicionarlas, las luchas populares.

Hicieron todo para acallarlo, incluso durante la presidencia del payador popular Pepe Mujica dos sicarios, enviados por obvios mandantes, le pegaron sendos tiros en las piernas, en un crimen que a pesar de las promesas del dicharachero ex-presidente, nunca fue aclarado.

Viana no se calló, por eso ahora han apelado a la más descarada “solución” para tapar su valiente voz: quitarle la fiscalía desplazandolo a un cargo en el que no ofrezca ‘peligro’ para sus planes de entrega de los legados históricos heredados y traicionados.

La región mira azorada esta nueva, aunque previsible, traición de la dirigencia frenteamplista a las luchas del pueblo oriental.

Vaya desde aquí nuestro más sentido pésame a la institucionalidad republicana uruguaya que agoniza por la mano de usurpadores que no dudamos finalmente serán puestos en el lugar que les corresponde por la historia.

Comentá desde Facebook

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *